Cruzamos a Chile por el Paso de Jama, e ingresamos a San Pedro de Atacama: la puerta hacia el Desierto de Atacama, uno de los mas grandes y áridos del mundo. Recorrimos el pequeño pueblo, y en búsqueda de un paisaje tranquilo para almorzar partimos hacia el Valle de la Luna.
Viajamos en la ruta que se dirige hacia Calama, e ingresamos al desvío que lleva hacia el Valle. El camino era de ripio, angosto y poco transitado. Estábamos perdidos, y luego de recorrer 4 kilómetros, nos encontramos con un cartel de indicación -traducido a varios idiomas-, que alertaba: PELIGRO CAMPO MINADO. Hicimos marcha atrás algunos metros, hasta que logramos dar la vuelta, y tomamos la ruta que nos llevaría a Calama.
Al costado del camino había ceniza volcánica, y a lo lejos, embelleciendo el paisaje, la Cordillera de los Andes. Libertad, entre subidas y bajadas, y pleno desierto, descansó mas de una vez en la banquina, porque recalentaba.
Llegamos a Calama, encontramos un lugar perfecto para estacionar -frente a un shopping-, y descansamos esa noche allí. Decidimos quedarnos un día mas para reponernos del cruce a Chile por la Cordillera de los Andes.
Al otro día quisimos aprovisionarnos, y como estábamos en pleno desierto, no logramos conseguir agua. Decidimos arrancar, y a los pocos metros comenzó a fallar el embrague. Intentamos solucionar el desperfecto mecánico, pero no lo logramos. Así que compramos y cambiamos el reten del cilindro hidráulico, y aún así no solucionamos el inconveniente.
Nuevamente, al día siguiente fuimos a comprar un reten del cilindro hidráulico trasero, y purgamos la cañería. Cuando fuimos a probar…funcionó! A pesar de que eran las 6 pm, partimos hacia Tocopilla, para disfrutar del mar luego de unos meses de no verlo.