Hace tiempo habíamos decidido que el cruce a Chile sería por el paso de Jama. Al hecho de que el camino estaba asfaltado, se le sumaba la aventura de atravesar Purmamarca, la cuesta de Lipán y Salinas Grandes, acercándonos a los 5000 metros sobre el nivel del mar.
Nos levantamos con una temperatura de 6.6 grados bajo cero, y los vidrios congelados. Esperamos a Miguel, nuestro amigo salteño, para juntarnos y viajar unos kilómetros juntos: él en su Renoleta, nosotros en Libertad. Luego de unos mates, partimos a las 7 am de Purmamarca. Atravesamos la cuesta de Lipán, donde tardamos largas horas, pues Libertad recalentó y teníamos que frenar seguido. Llegamos a Salinas Grandes donde paramos unas horas para fotografiarnos con Miguel, que nos acompañó en el tramo Purmamarca – Salinas Grandes. Seguimos viaje atravesando Susques, y llegamos a Jama. Allí estuvimos esperando y tramitando los papeles correspondientes en la frontera Argentina.
Queríamos pasar la noche en Jama, pero desistimos de la idea al enterarnos que la temperatura rondaba en la noche los 20 grados bajo cero. Entonces, consultamos para seguir viaje hasta San Pedro de Atacama (Chile). Nos dijeron que subiríamos un poco más, y el resto del trayecto sería bajada. Así que partimos a las 7 pm hacia Chile, cuando ya estaba oscureciendo.
Comenzamos a subir, acercándonos a los 4800 msnm. Entonces empecé a sentir que me iba a explotar la cabeza, y a pesar de que intenté ignorar los síntomas, el dolor se agudizaba cada vez mas. A eso se le sumó un terrible malestar estomacal y nauseas.
Mi mamá iba y venía entre el baño -donde yo estaba vomitando- y el living, porque Ornella también se había apunado. Mientras tanto, el viaje se hacía interminable. Nos acercamos a los 5000 msnm, y comenzamos a bajar. La bajada del lado de Chile es una ruta recta, y el mayor problema es la velocidad: si cambiábamos a segunda, el motorhome seguía de largo y no lo podíamos frenar. Así que íbamos en primera, a 17 kilómetros por hora. Fue el peor viaje de mi vida. Y el mas largo -o por lo menos así lo sentí yo-.
Tardamos 3 horas en recorrer los últimos 40 kilómetros, y llegamos minutos antes de que la frontera cierre. Decidimos pasar la noche allí, y al día siguiente realizamos los trámites para cruzar a Chile.
A pesar de que el último tramo del viaje no lo disfruté, el paso de Jama es impactante. La belleza de los paisajes que se atraviesan hacen que valga la pena cruzar por esa frontera. Igualmente, yo no lo repetiría… a menos que viaje acompañada de una caja de pastillas para el soroche!
¡AMIGOS, ESTAMOS EN CHILE!
Nota: Esta es una de las cuatro partes del Cruce a Chile, los otros capítulos son: Purmamarca, Cuesta de Lipán, y Salinas Grandes.