Como historia repetida, cuando somos pequeños, los mayores nos repiten que quieren lo mejor para nosotros. Una casa, un auto, la mejor educación y un buen trabajo están incluidos (y como primeros ítems) en la lista de tener una buena vida, y un buen pasar económico. Pocos (realmente muy pocos) son los padres que les enseñan a sus hijos a cumplir los sueños, a compartir, a ser feliz con lo indispensable, a respetar al prójimo. Un ejemplo, uno de los mejores ejemplos, son los Zapp.
Candelaria y Herman Zapp se conocen desde los 8 años, y ellos lo describen como amor desde el primer momento. A los 14 años, Herman decidió declararle su amor a Cande. Y desde ese entonces, jamás se separaron. Diez años después se casaron.
Cande y Herman tenían un sueño en común: viajar por tierra desde Argentina hasta Alaska. Entonces decidieron, con la mochila al hombro, llegar a Alaska y luego al regresar tener hijos. Su plan era llegar en 6 meses. Ahorraron el dinero suficiente, y poco tiempo antes de partir, Herman apareció con un auto del año 1928 que había comprado con la mitad del dinero del viaje. El Graham Paige ni siquiera arrancaba (llegó a la casa del matrimonio remolcado por una grúa).
Así comenzó, en el año 2000, el viaje que les cambió la vida. Partieron hacia Alaska a bordo de Macondo Cambalache con fecha de regreso, pero sin muchos planes, ni recorrido estipulado. Muchas fueron las veces que el auto tuvo desperfectos mecánicos. En Ecuador se quedaron sin dinero, y el resto del viaje lo hicieron con la ayuda de la gente. Además, Cande aprendió a pintar cuadros (bellísimos, por cierto), y con eso lograron sustentar parte del viaje. De una u otra forma, fueron generando efectivo para continuar la travesía por las tres Américas. En Estados Unidos nació su primer hijo: Nahuel Pampa. El viaje siguió. Y cumplieron su sueño: llegaron a Alaska.
Su viaje hasta Alaska duró más de 3 años y medio, y fueron hospedados por más de 800 familias. Regresaron a Argentina, lo supimos a través de una página web, aún no habian escrito su libro. Entonces, en el 2004, los conocimos personalmente. Y así fue como comenzó una bellísima amistad, gracias a un sueño en común que nos une.
Luego, comenzaron a recorrer Argentina: de La Quiaca a Ushuaia; dónde nació Lucas Tehue, su segundo hijo. Aprovecharon su estadía en Buenos Aires, y serrucharon el auto a la mitad (literalmente), y lo alargaron 40 cm, además de hacerle una carpa en el techo para que los chicos durmieran allí.
A principios del 2007 nos reencontramos en su despedida: se iban a EEUU y Canadá para escribir el libro en inglés.
En Canadá nació Paloma Huyaa, la hija mujer de los Zapp. De allí partieron a Oceanía, y en Australia nació su cuarto hijo: Marco Wallaby. Siguieron viaje, y recorrieron Asia.
Luego de recorrer el continente Asiático, partieron hacia África. Actualmente la familia de seis integrantes sigue viajando a bordo del Graham Paige, hospedándose en casas de familias, y aprendiendo de las distintas culturas. Sin embargo, extrañaban a sus familiares y amigos, entonces decidieron volver unos meses a Buenos Aires, pasar las fiestas y luego regresar a Sudáfrica, para viajar hasta Egipto.
Apenas nos enteramos que estaban en Buenos Aires, nos contactamos con ellos para, al menos, cenar juntos. Y lo que sería solo una cena, se transformó en compartir nueve días con una familia de lujo. Además tuvimos el placer de conocer a Clarita y Eduardo, primos de Herman, que nos recibieron con la mejor energía.
En cada conversación, el matrimonio Zapp nos relataba anécdotas de viaje emocionantes. Incluso Pampa participaba, y nos contaba situaciones que le habían ocurrido mientras recorría el mundo. Los días en la casa se tornaban cada día más divertidos, la confianza aumentaba, y las ganas de irnos desaparecían. Nos juntábamos todo el día, andábamos en bicicleta, jugábamos con los pequeños Zapp, almorzábamos y cenábamos juntos, íbamos a la plaza, y recordábamos momentos juntos, como aquel día en que nos conocimos, que Herman le dijo a mi papá que “estaba loco” por salir de viaje con cuatro hijos.
El libro de Cande y Herman, “Atrapa tu Sueño”, es sumamente inspirador, y compartir una tarde, una conversación, o algunos días con ellos, es totalmente enriquecedor. Los Zapp nos han enseñado tanto, tantísimo, en tan poco tiempo.
Y, como si fuera poco, nos invitaron a participar de la conferencia, y ofrecimos llevarlos hasta la sala en la cual brindarían la charla, mientras el Graham se encontraba en un museo sudafricano.
Durante y al finalizar la conferencia, quedamos todos emocionados, algunos llorando, por las palabras de esta maravillosa familia. Incluso Pampa se paró delante de cientos de personas a contestar preguntas, y con mucha naturalidad sorprendió a todos con sus respuestas.
Nos llevamos los mejores recuerdos de una familia maravillosa, y les estamos completamente agradecidos por habernos alentado durante tantos años, por apoyarnos desde un principio, cuando tan solo era un sueño, y por habernos guiado para seguir el camino correcto.
La despedida con la familia fue un poco difícil, compartimos tantos lindos momentos, que nos costó bastante alejarnos de ellos. Lagrimeamos un poco, aunque la convicción de un encuentro futuro nos alegró bastante.
¡¡Gracias por tanto Cande, Herman, Pampa, Tehue, Paloma y Wallaby!! ¡¡Muchas gracias familia Zapp!! ¡Los queremos mucho, y los llevamos siempre en nuestro corazón!!