La historia del viaje comenzó allá por el año 1999, al celebrar 10 años de matrimonio. Hacia un año que habían cumplido el sueño de tener la propia casa (con mucho esfuerzo), en un lugar fuera de la ciudad para que los niños puedan disfrutar su niñez en un entorno rodeado de verde y naturaleza. Compraron unos terrenos y ellos mismos diseñaron su propia casa, que construyeron en seis meses.
Pero un domingo, mientras tomaban mate, Silvio le dijo a su esposa: “Carla, sabes que desde chico tuve el sueño de dar una vuelta al mundo, pero nunca me lo propuse. Luego cuando estaba terminando la escuela secundaria con mi mejor amigo planeábamos irnos a Europa y recorrerla en tren, pero todo quedó en sueños…,¿dejarías todo para ir a dar una vuelta al mundo con los chicos? Y me respondió: “Sí”. Carla hizo propio el sueño de Silvio, y entonces comenzaron a soñar juntos. Son los Di Leo: Ornella (14 años), Lara (16), Fabricio (17), Patricio (20), Carla (43) y Silvio (50).
Esta familia, oriunda de Tristán Suárez, se encuentra en nuestra ciudad desde el jueves último, y antes de reanudar su aventura se encuentran dando algunas charlas en escuelas. Hoy estarán en la Escuela Media Nº 3, y el viernes en la Escuela Media Nº 8 de La Emilia. Aquí, encontraron cobijo y buena onda en la casa de Ivana López Frascari, quien junto a sus hijos está próxima a recorrer Sudamérica en camioneta, con un proyecto educativo.
La planificación
Silvio y Carla comenzaron a planificar el viaje. En primer término, buscaron por Internet a otros viajeros, para conocer sus experiencias, las rutas que recorrieron, y los problemas que debieron enfrentar. Se contactaron con algunos vía email, y conocieron personalmente a varios. Esa experiencia, la de los demás, los ayudó a construir su propio viaje.
Luego empezaron a diseñar la ruta, cómo cruzar los océanos, qué lugares visitar, etc. Y, claro, comenzaron a buscar el vehiculo adecuado: construirlo o comprarlo hecho, esa era la cuestión. Finalmente, decidieron que el vehículo debía ser a su propia medida, por lo que debían diseñarlo según sus propias necesidades.
Después de ver cientos, en el año 2006 hallaron un Motorhome que reunía todo lo que necesitaban: cabina separada, para poder entregar la llave sin que nadie acceda a la parte de la casa cuando lo subieran a un barco, una cocina bien distribuida, dos baños (chicos como de cualquier casa móvil), uno con ducha.
Pero no contaban con el dinero suficiente así que debieron esperar. Además, el propietario se resistía a venderlo porque lo habían armado con mucho afecto, y disfrutaron tanto de él en familia que le costó desprenderse del vehículo. Lo único que lo convenció fue el sueño de Silvio y Carla. Así que, tres años después de haberlo visto por primera vez, finalmente pudieron adquirir el Motorhome.
La motivación
“Creemos que el viajar es un sueño compartido por mucha gente, y pensamos que es tan ancestral como el fuego. Quién no ha ido a un campamento, y en la noche cuando se encienden unos pocos leños, mágicamente se siente atrapado por la luz y el calor que nos ofrece, mirando los destellos que nos brindan las partículas de madera que se van quemando”, cuenta Silvio.
El viaje pretende transitar los cinco continentes, recorriendo la naturaleza indómita por carreteras y fuera de ellas, viviendo una gran aventura, viajando al fin del mundo y al interior de ellos mismos, visitando tierras extrañas, parajes vírgenes, grandes ciudades y pueblos pequeños, compartiendo distintas culturas, recuperando el tiempo perdido, aprendiendo de las nuevas vivencias, superando las contingencias día a día, dejando atrás fronteras, cumpliendo esencialmente un sueño.
Visitarán más de 110 países, en ochenta meses a bordo de la nave “Libertad”, un bus acondicionado por ellos mismos para que sea su casa durante todos estos años, que funcionará en lo posible con combustible producido por ellos mismos, a partir de aceite de cocina desechado, totalmente biodegradable.
La misión es documentar y difundir el cambio climático. Reflejarán el viaje día a día, con apuntes, fotos y videos. Y, además, en cada rincón que visiten intentarán crear conciencia en esa comunidad, para que -entre otras cosas- se planten árboles, ya que esa es una forma efectiva de reducir el dióxido de carbono.
Autor: Guillermo Insúa